
Hace un par de semanas y en el marco de un proceso de selección de personal que la empresa a la que presto servicios me encargó (ya voy terminando el proyecto y me queda poco por acá, aprovecho de pasar el aviso!), envié a los postulantes seleccionados a entrevistarse con una psicóloga laboral. Aclaro que no es parte de mi polÃtica, pero fue lo que el “el jefe” pidió en este caso.
Una semana después recibo su informé, y me sorprendo de las conclusiones a las que puede llagar tras un test de inteligencia y una entrevista.
Frases del tipo “Posee una tendencia detallista excesiva, lo que genera disminución de su eficiencia”, o “baja apertura a crÃticas y sugerencias” solo ejemplifican la capacidad de clasificar, calificar y catalogar a una persona y su historia.
Con solo un par de horas conversando, estos profesionales de la psiquis te pueden sacar hasta los mas Ãntimos “rasgos de personalidad infantiles”, o si cuentas o no con recursos para hacerte cargo de situaciones de tensión, incluso indicando como reaccionará enfrentado a dichas situaciones.
Hace un montón de años, cuando aún picaba piedras para laborum.com y ya tenÃa muchÃsimas ganas de irme, postulé a un cargo en Ericsson para la plataforma de desarrollo de aplicaciones móviles, WAP en ese tiempo. Pasé por un par de pruebas tipo entrevistas colectivas (que terrible experiencia) y al final de mi proceso me derivaron a una psicóloga.
Además de mostrarme insistentemente unas largas, bronceadas y esculturales piernas que inquietas se movÃan bajo una pequeña faldita, me hizo un montón de preguntas que a pesar de las reiteradas distracciones (una patita para un lado, una patita para el otro lado) logré responder con palabras que se unÃan y formaban frases coherentes. Creo.
Luego no supe mas del tema hasta que le pedà a un amigo (si! si! si!) que trabaja para Ericsson (ahora Sony Ericsson) que averiguara que ocurrió conmigo en el proceso: HabÃa sido descartado porque a juicio de la psicóloga yo era “inmaduro laboralmente”.
El calificativo me causo especial gracia, porque en comparación con la personalidad del amigo en cuestión, soy un hombre completamente maduro y me vivo la vida con mucha seriedad. Bueno, aclaro que el no paso por dichas entrevistas.
Especial gracia fue lo que demostré, porque ahora puedo admitir que tratarme de “inmaduro laboralmente” me picó el ego, en especial en aquella época donde todos los que trabajábamos en desarrollo para laborum tenÃamos el ego tan hinchado como las arcas de quienes apostaron lucas por el proyecto. Me pareció sumamente injusto, en especial porque en aquella época ya tenÃa varios años de exitoso rodaje. “Inmaduro mis polainas!”.
Hoy me sigue pareciendo abusivo el someter a alguien a este tipo de procesos de selección. Si te ha tocado asistir a este tipo de entrevistas sabes a que me refiero, y sabrás que en cierta medida se transgrede la intimidad de las personas al someterlos a preguntas que en paÃses desarrollados son directos atentados a la privacidad.
Si, en dichos paÃses también se considera transgresor de la intimidad (incluso puede ser tomado como acoso sexual) si le preguntas el estado civil a alguien.
Pero salvando las exageraciones, lo que me parece preocupante como sociedad es que parece no existir ningún control para resguardar la privacidad del postulante, salvo la ética profesional del psicólogo (la que puede ser cuestionada por algunos casos de corrupción) no informando a su cliente (y aquà paradójico) aquellos aspectos que vulneren la privacidad de lo que, si nos ponemos frÃvolos, podrÃamos calificar como mercancÃa tranzada. Si, porque lo que aquà se tranza son aquellos aspectos no evidentes de tu personalidad.
Lo que me dejó conforme del informe que leà fue que la impresión personal con la que me quedé de estas personas era reafirmada por dicho informe. Y gracias a eso, por el momento al menos, prefiero seguir confiando en mi intuición.